La creación de Don Raimundo: tradición andaluza y mozárabe a la mesa
A quienes nos gusta el buen yantar, que viajamos por los sabores y la gastronomía con más alegría que de vacaciones en verano, nos ocurre a veces que descubrimos lugares donde todo lo que comes es sorprendente y excepcional, lugares donde los detalles, el ambiente y el buen hacer se conjugan llevando a que la única palabra que podemos pronunciar cuando nos marchamos es «inmejorable».
Y me ha vuelto a ocurrir. En el Mesón Don Raimundo y el Hotel Convento La Gloria, en un rincón de la sevillana calle Argote de Molina, donde me puedo perder durante horas viendo obras de arte, aprendiendo historia de Sevilla, comiendo como el mismísimo Dioniso o su homólogo Baco en una de sus bacanales… y rodeada de personas de trato exquisito.
Los detalles
Las obras de arte, la tradición sureña y el estilo mozárabe rezuman en cada rincón del que fuera Convento de hermanas clarisas allá por el siglo XIV, hoy Hotel y Mesón.
El ambiente
Después del convento, la primera Caja Postal de Sevilla se ubicó en este edificio que descansa sobre 36 columnas romanas, pero pronto fue reconvertido en el el Colegio Mayor San Antonio de Padua, acogiendo además una Academia General, donde mi madre preparó el Ingreso para Magisterio en 1957… Estas paredes siguen abrazando un ambiente relajante y cálido que invita a la lectura, el descanso y las charlas durante los desayunos, almuerzos y cenas, ahora que es Hotel y Mesón.
El buen hacer
Desde que Don Raimundo restaurara parte del edificio en 1967, abriendo el Mesón que lleva su nombre, siendo la otra parte uno de los obradores de confitería más famosos de Sevilla, La Gloria, hasta que este último desapareció y Don Raimundo lo convierte en el Hotel Convento La Gloria (en honor a esta parte de historia del establecimiento), poco y mucho ha cambiado, gracias al buen hacer de este sevillano, que antaño fuera profesor de la escuela técnica de formación profesional para directores de empresas de hostelería, en Oxford. (Ver artículo de ABC de 24/07/1987 sobre Don Raimundo)
En el encuentro de amigos #comeycomparte que tuvimos el acierto de organizar en este Mesón sevillano, Don Raimundo departió con nosotros sobre la cultura mozárable, el Arte, la historia rural andaluza, la gastronomía… compartiendo un yantar inolvidable. Los comensales, Susana, Ángel, Esther, Benito, Mónica, Cristóbal y yo misma, embelesados escuchábamos a este hombre que, como dice una página de Facebook que se llama Humans of Sevilla, donde aparece, «es un artista de los pies a la cabeza, aquello que toca lo convierte en una obra maestra».
Su atención personal a cada receta, a cada detalle y a cada momento han convertido el Mesón y Hotel en un Museo de Arte, y la carta del restaurante en un incunable de la literatura gastronómica, donde se dan la mano la cocina tradicional andaluza y la cocina mozárabe, con ingredientes frescos y biológicamente naturales. Carnes maceradas en vino, almíbar de flor de azahar, al horno de leña, a la sal, pasa, piñón, mostaza casera y una completa lista de caldos con denominación de origen, se escapan de esta carta a la mesa sin pudor, sin trampa ni cartón.
Te lo cuento…
… con todo mi cariño, porque me gusta compartir lo bueno de la vida, las experiencias que están ahí, esperándote, las oportunidades de ser un poquito más felices, hacer las cosas un poquito mejor, disfrutar y sonreir.
Mis amigos de #comeycomparte y yo nos hicimos una foto (gracias a Esther que capturó el momento) con Don Raimundo Fernández y su hija Inmaculada (que también nos acompañó durante toda esta agradable experiencia) porque salimos de comer en el Mesón Don Raimundo y visitar el Hotel Convento La Gloria y la única palabra que podíamos pronunciar sobre este encuentro andaluz y mozárabe es «inmejorable».