Para la enfermedad: educación, cultura, respeto, amor, creatividad, solidaridad

Hoy, 1 de enero de 2014, Sevilla, 18h.

Gran estallido en una estrecha calle del centro, de esas en las que apenas pueden cruzarse dos personas sin rozar los hombros, en las que cada vecino escucha las conversaciones de los transeúntes aunque suba el volumen de su televisor.

Dos niños de unos 12 ó 13 años salen sorriendo muertos de la risa.

Les alcanzo y les digo:

-Pedazo de petardo!! Eso está prohibido….

-Sí, y qué!! Era uno de 1 euro!! Jajajajaja-responden.

-Y puedo haceros una foto, para denunciaros…

-Como nos hagas una foto se te cae el pelo!! Jajajajaja -se van corriendo después de mirarme amenazadoramente.

Voy al callejón, dos vecinos y una huésped de un hostal se han asomado tras el estruendo.

Encuentro los restos rápidamente, bajo una densa capa de olor a pólvora: el lugar donde lo colocaron(2), el petardo(1) y el resto de cartón(3) al otro lado.

Hablamos de esto cuando tratamos los Derechos de la Infancia??

Hablamos de esto cuando hablamos de control parental??

Hablamos de estos individuos como los garantes del futuro de nuestra sociedad??

Perdonen si les molesto, pero los Derechos de la Infancia o los Menores, como prefieran, si además de carecer de Obligaciones consisten en esto… a mí me parecen un galimatías cuyo descontrol sólo es síntoma de una enfermedad social crónica, degenerativa y con una supervivencia ínfima.

Nuestra sociedad comenzó a padecer esta enfermedad hace tiempo; en este momento estamos en un estadio de autopercepción, lamentablemente no se puede calcular el tiempo de vida y la medicina convencional a base de leyes en píldora tienen poco que hacer.

La medicina natural y tradicional es la única medicación viable con garantía de reversibilidad de la enfermedad. Los principios activos son de todos y todas conocidos y están a nuestro alcance: educación, cultura, respeto, amor, creatividad, solidaridad…

Y el sentido común… deseo tanto que no se haya exiliado de nuestra sociedad enferma… que, aunque escondido, no nos haya abandonado…

Os deseo salud para el año 2014 y fuerza para encontrar un punto de inflexión.

La creación de Don Raimundo: tradición andaluza y mozárabe a la mesa

A quienes nos gusta el buen yantar, que viajamos por los sabores y la gastronomía con más alegría que de vacaciones en verano, nos ocurre a veces que descubrimos lugares donde todo lo que comes es sorprendente y excepcional, lugares donde los detalles, el ambiente y el buen hacer se conjugan llevando a que la única palabra que podemos pronunciar cuando nos marchamos es «inmejorable».

Y me ha vuelto a ocurrir. En el Mesón Don Raimundo y el Hotel Convento La Gloria, en un rincón de la sevillana calle Argote de Molina, donde me puedo perder durante horas viendo obras de arte, aprendiendo historia de Sevilla, comiendo como el mismísimo Dioniso o su homólogo Baco en una de sus bacanales… y rodeada de personas de trato exquisito.

Los detalles

Las obras de arte, la tradición sureña y el estilo mozárabe rezuman en cada rincón del que fuera Convento de hermanas clarisas allá por el siglo XIV, hoy Hotel y Mesón.

Lámpara en el hall del Hotel Convento La Gloria

Pimiento verde y hierbabuena adornando el ajorarropao, arranque del gazpacho andaluz

Montera acristalada en Hotel Convento La Gloria

El ambiente

Después del convento, la primera Caja Postal de Sevilla se ubicó en este edificio que descansa sobre 36 columnas romanas, pero pronto fue reconvertido en el el Colegio Mayor San Antonio de Padua, acogiendo además una Academia General, donde mi madre preparó el Ingreso para Magisterio en 1957… Estas paredes siguen abrazando un ambiente relajante y cálido que invita a la lectura, el descanso y las charlas durante los desayunos, almuerzos y cenas, ahora que es Hotel y Mesón.

Da gusto estar rodeado de obras de arte y cultura andaluza en el Hotel y el Mesón

El espejo que preside el salón principal del Mesón atrapa toda la calidez de la estancia

Los pasillos andaluces del Hotel están llenos de recogida luz

El buen hacer

Membrillo en almíbar!

Desde que Don Raimundo restaurara parte del edificio en 1967, abriendo el Mesón que lleva su nombre, siendo la otra parte uno de los obradores de confitería más famosos de Sevilla, La Gloria, hasta que este último desapareció y Don Raimundo lo convierte en el Hotel Convento La Gloria (en honor a esta parte de historia del establecimiento), poco y mucho ha cambiado, gracias al buen hacer de este sevillano, que antaño fuera profesor de la escuela técnica de formación profesional para directores de empresas de hostelería, en Oxford. (Ver artículo de ABC de 24/07/1987 sobre Don Raimundo)

Don Raimundo nos acompaña durante el encuentro de amigos de #come y comparte

En el encuentro de amigos #comeycomparte que tuvimos el acierto de organizar en este Mesón sevillano, Don Raimundo departió con nosotros sobre la cultura mozárable, el Arte, la historia rural andaluza, la gastronomía… compartiendo un yantar inolvidable. Los comensales, Susana, Ángel, Esther, Benito, Mónica, Cristóbal y yo misma, embelesados escuchábamos a este hombre que, como dice una página de Facebook que se llama Humans of Sevilla, donde aparece, «es un artista de los pies a la cabeza, aquello que toca lo convierte en una obra maestra».

Colas de langostinos Don Raimundo

Su atención personal a cada receta, a cada detalle y a cada momento han convertido el Mesón y Hotel en un Museo de Arte, y la carta del restaurante en un incunable de la literatura gastronómica, donde se dan la mano la cocina tradicional andaluza y la cocina mozárabe, con ingredientes frescos y biológicamente naturales. Carnes maceradas en vino, almíbar de flor de azahar, al horno de leña, a la sal, pasa, piñón, mostaza casera y una completa lista de caldos con denominación de origen, se escapan de esta carta a la mesa sin pudor, sin trampa ni cartón.

Te lo cuento…

… con todo mi cariño, porque me gusta compartir lo bueno de la vida, las experiencias que están ahí, esperándote, las oportunidades de ser un poquito más felices, hacer las cosas un poquito mejor, disfrutar y sonreir.

Mis amigos de #comeycomparte y yo nos hicimos una foto (gracias a Esther que capturó el momento) con Don Raimundo Fernández y su hija Inmaculada (que también nos acompañó durante toda esta agradable experiencia) porque salimos de comer en el Mesón Don Raimundo y visitar el Hotel Convento La Gloria y la única palabra que podíamos pronunciar sobre este encuentro andaluz y mozárabe es «inmejorable».

En el encuentro #comeycomparte, con Don Raimundo y su hija Inmaculada (no está Benito porque tuvo que dejarnos minutos antes)

¿Quieres una sociedad de individuos creativos, independientes y libres?

Si tu respuesta es NO, este escrito no te va a gustar… o sí?

A lo largo de los siglos, el progreso científico, social y cultural ha sido propiciado por personas que se han cuestionado lo establecido, que han explorado más allá del marco de referencia, que han aceptado desafíos y se han interesado por saber más.

El impulso por descubrir, el uso de la imaginación y la búsqueda de alternativas unidos al conocimiento y revisión de los logros del pasado, conforman el combustible necesario para inspirar la creación y la innovación necesarias para contribuir a la mejora del bienestar humano.

Indivíduos creativos…

Pero, cómo? La respuesta, como bien sabes, es la Educación.

Una educación que ayude a los pequeños individuos, desde su más temprana edad, a aprender por sí mismos, a investigar, a crear, a apreciar. Una educación que los ayude a distinguir lo significativo de lo que no lo es, a descubrir lo que les interesa y a experimentar.

Haciendo olas en el taller de Marcos, escultor

Un sistema educativo activo enfocado a la estimulación de la exploración creativa, asumiendo retos más allá de las fronteras establecidas, en el que el conocimiento sea apreciado como punto de partida para el desarrollo del individuo pero no como la medida de su capacidad, es garante de una sociedad de personas creativas, independientes y libres.

Ese proverbio de Confucio que tanto nos gusta «Lo que oigo, olvido. Lo que veo, recuerdo. Lo que hago, aprendo»,  que Benajmín Franklin hizo suyo un poco variado: “Dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, implícame y lo aprendo”, no es más que la expresión de la educación como herramienta para favorecer la profundización por uno mismo o en cooperación con otras personas, con el objetivo de comprender y mejorar, para nosotros y para los demás.

Curro Medina y Charo Ruiz, artistas visuales

El interés de la persona es fundamental en el proceso de la educación. Inspirar para estimular el aprendizaje es una árdua tarea, sobre todo, porque estamos hablando de que, a la vez, es necesario fomentar la atención a lo que les gusta.

La música, la pintura, la escultura, el teatro, la danza, la fotografía, el cine, la artesanía… todas las abundantes expresiones del arte y la cultura son resultado del desarrollo de las habilidades de las personas, bien con el apoyo de quienes fueron maestros, bien como producto de la tradición, o bien a modo de hallazgo fruto de la exploración individual.

Ignacio, mecánico inventor

El avance médico, el avance tecnológico, el avance científico en general, se da según y cómo se usan los conocimientos, la creatividad y la experimentación. Sólo el desafío de la superación y el aprendizaje impulsa al individuo a crear, utilizar y reutilizar los recursos y encontrar alternativas más favorables y mejores.

… independientes y libres

¿Son compatibles los límites al aprendizaje, la obediencia ciega y el adoctrinamiento con la creatividad, la búsqueda de alternativas y el aprendizaje por uno mismo y durante toda la vida?

¿Qué nos aporta el interés por determinadas materias, el conocimiento, la creatividad y la investigación personal?

Pez abisal tallado en mármol blanco. Creado por el escultor Marcos Domínguez.

Para mí, la independencia y la libertad consisten en tener durante toda la vida la posibilidad de aprender y lograr cosas nuevas, divertidas y excitantes para mí y para los demás.

*Muchas gracias a Marcos, Curro, Charo, Ignacio y Noam Chomsky.

«Un nota que daba clase». Sonrisa alegre o amarga?

Anoche escuché de estrangis parte de una conversación.

Un chico de unos 17 años, alto y con el pelo recogido en una coleta, cigarro en mano y patinete bajo los pies, le comentaba a otros dos de la misma edad que estaban sentados en un poyete:

«Iyo, ayer la profesora nos contó la historia de un nota que estaba dando clase de literatura y dijo el nombre de un autor y todos los alumnos se empezaron a reir porque pronunció Chaquespeare. Entonces el nota siguió dando la clase entera en inglés, entera, no veas si sabía el tío…luego ya no se reía nadie. Vaya palo les dió el nota»

Imagino que os ha salido una sonrisa porque sabéis quién era el nota, que impartía clase en la Universidad de Salamanca por cierto… pero pensad por un momento, sentís una emoción alegre o relativamente amarga?

Os dejo unas cuestiones que me nacieron a mí:

• Dado que el saber no ocupa lugar, es necesario simplificar/eludir la cultura general?
• El aprendizaje sobre nuestras raíces culturales, es fundamental para formar indivíduos libres, creativos, analistas y preparados para tomar decisiones que les lleven a su felicidad?
• Los hechos son importantes, pero no lo son también las ideas, vida y trabajo de las personas que los motivaron o desarrollaron?
• Es acertado enfocar el futuro sin conocer el pasado?

Necesito comprender, dadme las ideas y argumentos que consideráis, quienes tenéis hijos, quienes no, quienes formáis a los hijos de los demás, quienes estáis interesados por la gente del futuro.

He de deciros que yo sonreí con ligera amargura.

Para la reflexión.